La Traductora

Alyssa Fonseca

Estudiante de primer año del instructor Luis Miguel Herrera Bejines

Entonces, terminé todos mis exámenes esta semana y ayer revisé la página oficial de la universidad para ver mis calificaciones. Déjame decirte, eran muy malas. En realidad, eran tan malas que decidí abandonar la universidad y buscar un trabajo.

Así que apliqué a todos los lugares que conocía. Solicité trabajo en un club nocturno para trabajar como guardia de seguridad, pero me dijeron que era demasiado pequeña. También, solicité trabajo como niñera, pero dijeron que me parecía yo también una niña y no me lo dieron.

Estaba desesperada por encontrar un trabajo porque estaba casi sin dinero. Entonces, cuando finalmente recibí una oferta de una agencia de traducción, acepté de inmediato.

La compañía ofreció enviarme a Nicaragua para ser traductora de inglés. Mi español no es malo, así que acepté el puesto. El día de mi viaje a Nicaragua, llegué tarde al aeropuerto. ¡Casi pierdo mi vuelo! Afortunadamente, corrí y lo abordé, sin tiempo de sobra. El vuelo tomó mucho tiempo, lo que debería haber sido mi primera pista.

Cuando finalmente bajé del avión, estaba en shock, ¡estaba en NEPAL, no en Nicaragua! ¡Había abordado el vuelo equivocado! ¡No entendí una palabra de nadie, nada de lo que me decían! ¡Yo que pensé que iba a ser traductora, terminé buscando quien me tradujera a mí!

Después de pasear un par de horas, finalmente encontré a alguien que me ayudó a conseguir un boleto de regreso a Canadá. Mi historia puede ser una lección para todos: ¡verifique dos veces el avión que aborda y que no te pase lo que a mí me pasó!

Previous
Previous

La graduación de Marisol