El Recién Llegado
Luka Mrkovic
Estudiante de primer año del instructor Luis Miguel Herrera Bejines
El recién llegado llegó el lunes. El lunes era frío, pero todo el pueblo salió para ver el forastero. En su caballo, el cabalgó a través del pueblo, sin un propósito. Finalmente, se paró en las afueras y se instaló una casa de campana. La gente del pueblo se quedó confundida. ¿Quién es el recién llegado?
Todos los días, el recién llegado caminó por el pueblo solo. Mientras camina, todos paran lo que están haciendo. ¿A dónde va? ¿Qué está haciendo? Pero, no consiguen respuestas.
En el quinto día, el recién llegado entró al bar del pueblo. Como siempre, todos lo miraron. Era un hombre mayor, pero estaba en buena forma. Ordenó una cerveza, con voz grave y ronca. La gente no pudo ocultar su curiosidad, pero nadie habló con él. Ellos solo miraron al hombre. ¿Es un forajido?, susurraron.
Mientras salía del bar, un niño siguió al hombre. Lo siguió por todo el pueblo, todo el camino a la tienda de campaña. El hombre vio al niño y el niño se sentó al lado de la casa de campaña. Por un minuto, se sentaron en silencio. El niño preguntó: “¿Quién eres tú?” El hombre dijo: “soy un viajero. Estoy buscando una casa, pero no la puedo encontrar.” El niño estuvo confundido: “¿por qué? Puedes vivir aquí, en mi pueblo.” El hombre respondió “quizás, pero tu pueblo no me quiere. Para ellos, soy un forastero, un forajido, un peligro. Esperé a que alguien me diera la bienvenida, pero solo me miraban.” Todavía, el niño estaba confundido, pero recordó como todos miraban y susurraban.
A la mañana siguiente, el recién llegado desapareció. Su casa de campaña y su caballo se habían ido. Él llegó como un misterio y al marcharse dejó un misterio. La gente estaba aliviada. Todo volvió a la normalidad. Solo el niño supo que pasó.