Anexo N° 938: Algunas conversaciones, emails, discurso y carta de María Amaru-Acamapichtli Müller
Julio Meza Díaz
De: amaru_acamapichtli@mue.hmm
Para: burg.niego@trio.now
Asunto: Texto de presentación
Estimada Burg:
Revisé el texto que leerás durante la ceremonia de mi galardón. Hice algunos pocos añadidos y recortes. Te conmino a tomarlos en cuenta.
Saludos cordiales,
María Amaru-Katari
Esta noche es [muy] especial para la Casa de la Expresión Latinoamericana. Estamos reunidos aquí para reconocer a María Amaru-Acamapichtli M̶ü̶l̶l̶e̶r̶ por su destacado [e importantísimo] aporte en el campo t̶e̶ó̶r̶i̶c̶o̶ de la inmigración [y la lucha por un mundo sin fronteras]. María comenzó [desde niña a reflexionar sobre los temas mencionados, probablemente debido a su experiencia de vida como hija de padres inmigrantes. Dio a conocer sus primeras ideas en un texto bilingüe que clavó sobre la puerta de su colegio, ganándose así tanto el respeto y la admiración de compañeros y profesores como el recelo y la mala voluntad de algunos de ellos. Según una famosa anécdota, los profesores solían callar y tomar apuntes cuando María hablaba. Sin embargo, en una oportunidad, un maestro de fenotipo anglosajón, quien tal vez era ex combatiente del cuerpo de infantes de marina, intentó refutar a María sobre la inminencia del triunfo de la URSS contra Japón y la inutilidad de las bombas atómicas en la Segunda Guerra Mundial, la participación de Jhon F. Kennedy en la invasión a Bahía Cochinos, y el desastre de la Ofensiva del Tet en Vietnam. María, con sus pocos pero valientes años, fue contundente en su respuesta: “Profe, no sea cojudo. La verdad es que el ejército de Estados Unidos no solo es abusivo, sino también perdería un concurso de estúpidos… por estúpido”. De acuerdo con la anécdota, el profesor se retiró llorando de la clase para no volver jamás, ni al colegio donde estudiaba María ni al ejercicio de la docencia.
Estos saberes de María fueron socializados] mediante la publicación de su primer libro, el que ahora es un clásico de las ciencias sociales: “Romperé la piñata y el muro”. Ensayo sobre el desborde de las masas latinoamericanas en el norte imperial, el cual podríamos calificar como un grito [de guerra] que clarificó los mecanismos de invisibilización e incluso destrucción de nuestra herencia cultural. A este título le siguieron varios otros, entre los que destacan los famosos: “A mí me gusta el taco con arepas en una mesa de McDonald’s”. Estudio sobre cocina, diversidad y resistencia latinoamericanas y “Bailando bachata conseguí la visa”. Hegemonías y estrategias de negociación en Latinoamérica.
T̶o̶d̶o̶s̶ ̶r̶e̶c̶o̶r̶d̶a̶m̶o̶s̶ ̶a̶d̶e̶m̶á̶s̶ ̶e̶l̶ ̶f̶a̶m̶o̶s̶o̶ ̶d̶e̶b̶a̶t̶e̶ ̶q̶u̶e̶ ̶M̶a̶r̶í̶a̶ ̶s̶o̶s̶t̶u̶v̶o̶ ̶c̶o̶n̶ ̶P̶o̶r̶f̶i̶r̶i̶a̶ ̶S̶o̶t̶e̶r̶r̶o̶s̶a̶,̶ ̶l̶a̶ ̶o̶t̶r̶a̶ ̶d̶e̶s̶t̶a̶c̶a̶d̶a̶ ̶p̶e̶n̶s̶a̶d̶o̶r̶a̶ ̶y̶ ̶a̶c̶t̶i̶v̶i̶s̶t̶a̶ ̶d̶e̶ ̶l̶o̶ ̶l̶a̶t̶i̶n̶o̶a̶m̶e̶r̶i̶c̶a̶n̶o̶.̶ ̶D̶e̶ ̶s̶e̶g̶u̶r̶o̶ ̶m̶u̶c̶h̶o̶s̶ ̶g̶u̶a̶r̶d̶a̶m̶o̶s̶ ̶e̶n̶ ̶l̶a̶ ̶m̶e̶m̶o̶r̶i̶a̶ ̶i̶m̶á̶g̶e̶n̶e̶s̶ ̶v̶í̶v̶i̶d̶a̶s̶ ̶s̶o̶b̶r̶e̶ ̶c̶ó̶m̶o̶ ̶M̶a̶r̶í̶a̶ ̶y̶ ̶P̶o̶r̶f̶i̶r̶i̶a̶ ̶s̶e̶ ̶e̶n̶t̶r̶e̶g̶a̶r̶o̶n̶ ̶a̶ ̶u̶n̶ ̶a̶p̶a̶s̶i̶o̶n̶a̶d̶o̶ ̶i̶n̶t̶e̶r̶c̶a̶m̶b̶i̶o̶ ̶d̶e̶ ̶i̶d̶e̶a̶s̶ ̶m̶e̶d̶i̶a̶n̶t̶e̶ ̶l̶a̶s̶ ̶r̶e̶d̶e̶s̶ ̶s̶o̶c̶i̶a̶l̶e̶s̶.̶ ̶Q̶u̶i̶e̶n̶ ̶l̶e̶s̶ ̶h̶a̶b̶l̶a̶ ̶e̶r̶a̶ ̶u̶n̶a̶ ̶a̶d̶o̶l̶e̶s̶c̶e̶n̶t̶e̶ ̶p̶o̶r̶ ̶a̶q̶u̶e̶l̶ ̶e̶n̶t̶o̶n̶c̶e̶s̶ ̶y̶ ̶c̶o̶r̶r̶í̶a̶ ̶a̶l̶ ̶c̶e̶l̶u̶l̶a̶r̶ ̶p̶a̶r̶a̶ ̶s̶e̶g̶u̶i̶r̶ ̶e̶l̶ ̶p̶r̶o̶c̶e̶s̶o̶ ̶d̶e̶ ̶l̶a̶s̶ ̶d̶i̶s̶c̶u̶s̶i̶o̶n̶e̶s̶.̶ ̶E̶s̶t̶e̶ ̶i̶n̶t̶e̶r̶c̶a̶m̶b̶i̶o̶ [María] generó nuevas formas de aproximarse al tema de la inmigración, creando escuelas antagónicas aunque con el punto común de su posición crítica sobre el norte global. Se enriqueció de esta manera el campo, lo que motivó la participación de nuevas generaciones de investigadores, como los que ahora estamos aquí presentes. Podemos estar en desacuerdo con las ideas de María, pero no podemos negar la importancia de su obra y las herramientas que nos ha legado para la continuación de antiguas y nuevas luchas a favor de nuestra gente y lo nuestro.
Debido a sus amplios aportes a las humanidades,̶ ̶y̶ ̶g̶r̶a̶c̶i̶a̶s̶ ̶a̶ ̶l̶a̶ ̶g̶e̶n̶e̶r̶o̶s̶a̶ ̶a̶y̶u̶d̶a̶ ̶d̶e̶ ̶l̶a̶ ̶C̶o̶o̶p̶e̶r̶a̶c̶i̶ó̶n̶ ̶E̶s̶t̶a̶d̶o̶u̶n̶i̶d̶e̶n̶s̶e̶ ̶p̶a̶r̶a̶ ̶e̶l̶ ̶D̶e̶s̶a̶r̶r̶o̶l̶l̶o̶ ̶y̶ ̶a̶l̶ ̶a̶u̶s̶p̶i̶c̶i̶o̶ ̶d̶e̶ ̶M̶a̶n̶h̶a̶t̶t̶a̶n̶ ̶U̶n̶i̶v̶e̶r̶s̶i̶t̶y̶ ̶y̶ ̶O̶p̶e̶n̶ ̶U̶n̶i̶v̶e̶r̶s̶i̶t̶y̶ ̶o̶f̶ ̶C̶h̶i̶c̶a̶g̶o̶, esta noche le hago entrega a María Amaru-Acamapichtli M̶ü̶l̶l̶e̶r̶ del premio Casa de la Expresión Latinoamericana. [Está de más pedirles unos fuertes, largos y merecidos aplausos].
PD: Burg, nunca más se le ocurra pedirme un discurso mío antes de que yo misma lo haga público, por más que su intención, tal como me lo explicó, haya sido tenerlo impreso y puesto sobre el podio de ceremonia para facilitarme las cosas. Si me vuelve a hacer un requerimiento semejante, denunciaré a la organización que usted preside de censura. Y sobre el discurso solo le diré que lo he trabajado a consciencia y con la profundidad que el momento amerita. Un detalle más, Burg: me asiste el derecho a pedirle que, luego de descargar el archivo que le estoy reenviado, borre este email sin dejar ninguna copia. Al ser mi derecho lo que le solicito, usted está obligada a realizarlo inmediatamente.
De: amaru_acamapichtli@muy.hmm
Para: Porfiria.soterrosa@tili.lin
Asunto: Amanecer con distinto sol
Querida Porfiria:
Sé que han pasado al menos treinta años desde la última vez que conversamos en términos amables. Eran épocas en que se respiraban otros sueños y sobre ese horizonte coincidimos en un solo aliento. Sí, Porfiria, ambas conformamos un hálito tibio, en nombre del cual te ruego no borres este mensaje y continúes leyéndolo.
Quien te escribe ya no es la María Amaru-Acamapichtli que conociste en los jardines universitarios y que se portó quizá alguna vez de forma azarosa contigo, sino más bien se trata de una María que arriba en nombre de la anterior, caminando despacio y sintiendo cada paso del presente, una actualidad marcada a fuego por el triunfo sin gloria de una soledad cabizbaja. Así como lo lees, Porfiria, ante tus ojos soy y no soy María Amaru-Acamapichtli, en mí convergen la jovencita que desplegaba una sinfonía de latidos ante tu voz y la mujer adulta que contempla los árboles resecos de su entorno, mientras hace el silencioso recuento de los afanes de las primaveras idas. Sí, Porfiria, recuerdo la trenza de luz que entretejí contigo, cada nudo era una revelación maravillosa del mundo que se abría como flor gozosa de vida, un aprendizaje del infinito que discurre en bibliotecas, de lo elástico de las anatomías que comulgan en necesidades clamantes, de las celebraciones sazonadas en bebidas y otras sustancias liberadoras de los seres saltarines que se ocultan tras el rayo verde del alba. Fuimos, Porfiria, la palabra que logra asir las tempestades del alma tierna.
Sé también que cometí deslices. No estoy aquí para justificar a la juvenil María, pero ambas sabemos que lo que ella hizo fueron gestos acelerados de un corazón impaciente, gestos propios de una piel vibrátil que asistía al coronamiento de su propio éxtasis. Eso que ocurrió con tu hermano y tu madre fueron búsquedas libertarias, un rizar el rizo del cuerpo siempre deseoso de lubricar suavidades y flotar en explosiones de pétalos incoloros. Tú sabes además que no fue responsabilidad de esa María que tu madre se mudara con ella, que se aficionara abiertamente a izar los cables a tierra de la cordura mediante la ingesta de pastillas, que descubriera el delicado diamante de su talento en el trabajo del amor de calle y bares de alegría. Porfiria, yo tan solo traté de darle un sentido al estallido de fuegos artificiales que era ella, convirtiendo su habitación y cama en balcón al que arribaban filas y filas de entusiastas, un público ansioso de apreciar el luminoso espectáculo sobre el dulce lienzo de la noche.
Pero basta, el pasado es un bloque de hielo gigantesco ya derretido. Y entre el rastro de su bruma que se disipa estoy aquí de rodillas, Porfiria, a la espera de tu más breve mirada, suplicando por tu perdón si acaso así lo requirieses, deseando que coincidamos de nuevo en el florido huerto de la amistad o por lo menos en el remanso de las aguas de lo cordial. No, Porfiria, no hay nada por lo cual estar alerta, porque ahora por fin todo irá lento, muy lento, como pequeño caracol hinchado de felicidad por su extendido camino.
Aguardando tu respuesta,
María Amaru-Acamapichtli
De: richard_acamapichtli@ric.zan
Para: data.principaloffice@assbook.org
Asunto: Venta
Jelouuu
Tengo conversas con mi tia María Amaru-Acamapichtli Müller q enkripte y q utedes no tienen pero sguro les interesa
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