Agujero de gusano

Marah Arrar

Te despiertas con el sol brillante en tu cara.

Pareces disfrutar del momento de paz. Te quitas las cobijas para levantarte y oyes crujir tus articulaciones como una puerta vieja. Te miras en el espejo del otro lado de la cama y notas tu cuello flácido, las arrugas de tu cara, la decoloración de todos esos años de estar bajo el sol. Notas que tu cuello está casi horizontal, probablemente por todos esos años sin hacer ejercicio. Miras hacia el otro lado de la cama, está vacía.

Te preparas para el día, no como si pudieras hacer mucho de todos modos, tienes la capacidad de un motor de coche oxidado. Bajas las escaleras, lo que te lleva unos 4 minutos. Al pie de las escaleras, estás agotado. Caminas y te preparas un café y te sientas afuera en el pórtico, te das cuenta de que tu vecina también está sentada afuera. Tiene el pelo blanco y tan rizado que se ve esponjoso y lleva un suéter rojo de lana con bordado de flores. Esta es la primera vez que la ves. Sonríes cortésmente y ella te devuelve la sonrisa. Te recuestas en tu silla y te relajas. Esta es la parte más emocionante de tu día.

Te despiertas con el sol brillante en tu cara. Pareces disfrutar del momento de paz. Te quitas las cobijas y te levantas para mirarte en el espejo. Tu cuello ya no está flácido, pero aún tienes arrugas. La alineación de tu cuello es más diagonal que horizontal y sus articulaciones no rechinan tanto cuando te levantas de la cama. Miras hacia el otro lado de la cama, todavía está vacía. Te preparas para el día. Bajas las escaleras, lo que te lleva unos 30 segundos esta vez. Te recibe un perro negro peludo. Es de tamaño mediano y tiene ojos marrones. Baila emocionado a tu alrededor. Esta es la primera vez que conoces a este perro. Lo acaricias y te lame la cara. Caminas hacia la cocina y te preparas un café. Ves una bolsa de comida para perros junto a la basura, la abres y encuentras una taza medidora. Alimentas a tu perro y decides salir al pórtico. Esta vez tu perro se une a ti. Te sientas en la silla de afuera y te sientes satisfecho pero como si algo faltara. Te sientes más fuerte que antes. El perro se sienta al lado de tu pierna y sientes una sensación de comodidad. Miras hacia el exterior y notas a tu vecina sentada afuera también. Esta vez tiene el pelo blanco con algunos mechones marrones. Su cabello es largo y lleva un suéter de lana amarillo con bordado de flores. Un hombre se sienta a su lado y le toma la mano. Les sonríes cortésmente y ellos te devuelven la sonrisa. Disfrutas de tu taza de café bajo el sol.

Te despiertas con el sol brillante en tu cara. Pareces disfrutar del momento de paz. Te quitas las cobijas y te levantas para mirarte en el espejo. Tu cuello ya no está flácido pero sí todavía algunas arrugas. La alineación del cuello es casi vertical y las articulaciones no rechinan para nada cuando te levanta de la cama. Miras hacia el otro lado de la cama. Observa que se han quitado las cubiertas. Bajas las escaleras sintiéndote más enérgico que nunca en tu vida. Te diriges hacia la sala de estar para saludar a tu perro. Te lame la cara y lo acaricias. Te diriges hacia la cocina y coges la bola de comida para perros, la pones en su plato. Vas a prepararte un poco de café y buscas los filtros. Observa que la máquina de café está llena. Tocas la olla y todavía está caliente. Te sirves un vaso y miras por la ventana de la cocina a la calle. Observas a una dama sentada en tu pórtico. Caminas afuera y sientes que el tiempo se detiene. La miras y ella te sonríe con picardía. Te da unas palmaditas para que te sientes a su lado en la silla. Te sientas a su lado y miras su rostro. Tiene algunas arrugas y ojos marrones. Su cabello tiene algunos mechones grises pero es negro. Le sonríes y la abrazas, ella te devuelve el abrazo. Miras el barrio disfrutando de tu café. Tu vecina lleva un suéter de lana verde con bordados de flores y está rodeada por el mismo hombre que viste antes. También notas a dos niños en su pórtico jugando con bloques, le sonríes a la dama y ella te devuelven la sonrisa cortésmente. Miras a la mujer en tus brazos y ya no sientes que falte algo. Esto es lo más feliz que te has sentido en toda tu vida.

Te despiertas con el sol brillante en tu cara. Pareces disfrutar del momento de paz. Te das cuenta de que estás viviendo en una habitación muy pequeña, esta no es la casa en la que te encontrabas antes. Las paredes son grises y hay un pequeño escritorio con un fregadero en la esquina y un armario diminuto. Te miras al espejo y ves que tu piel se ve joven y te sientes con mucha energía. Observas una computadora portátil en tu escritorio, la abres y ves que tu inbox está lleno. Miras todas las tareas pendientes y empiezas a estresarte. Caminas dos pasos hacia la otra pared y hierves el agua. Abres el recipiente del café y lo hueles, huele a café barato. No tienes dinero para comprar un buen café. Bebes agua caliente con 2 granos de café y lloras un poquito mientras haces tus tareas. Tienes que escribir una historia corta de mil palabras. Estás triste porque no puedes salir y disfrutar de tu café al sol porque eres un estudiante.

Te despiertas con el sol brillante en tu cara. Pareces disfrutar del momento de paz. Te quitas las cobijas y te levantas para mirarte en el espejo. Eres muy bajo y te faltan dientes. Estás en una habitación diferente, las paredes son verdes y hay una pequeña cama negra. Notas que hay prendas que te quedan bien pero que son mucho más pequeñas que las que tenías puestas antes. Bajas las escaleras y ves a dos adultos en la cocina. Te sonríen y te ponen un plato de comida caliente. Te das cuenta de que falta algo, pides un café, la mujer se ríe de ti y te dice que no hay forma de que vayas a la escuela todo cafeinado. Te bajas de tu taburete y te diriges a la máquina y te sirves un vaso, le dices que siempre bebes uno todos los días. Disfrutas de tu comida con la taza de café.

Te despiertas y estás gritando, todavía no puedes abrir completamente los ojos porque todo es brillante. Escuchas llorar a una mujer y también a un hombre. Te llaman su bebé.

Estás en el útero, sientes el latido de otro corazón, no puedes hablar o hacer mucho, intentas salir de algún modo pero no es posible. Este será el final de tu vida.

Naces de nuevo del otro lado y te sientes de nuevo en el útero. Te despiertas y estás gritando, oyes llorar a un hombre y una mujer. Te llaman su bebé. Esta vez esta parte es lo que ocurre primero, este al comienzo de tu vida. Lo harás todo exactamento de nuevo de este lado del agujero de gusano. 

Previous
Previous

Switched